sábado, 30 de octubre de 2010

Chinatown. Manila


Callejear por las calles de Chinatown en Manila, es una especie de expereincia kafkiana. Como transformarse en hormiga, descender a 1 metro bajo tierra y compartir las estrechas galerías con zorros, elefantes, gusanos,... Todo parece ser manejado por un sentido mágico del tiempo y el espacio: todo se mueve lentamente pero sin demora, caóticamente pero sin tocarse, pacificamente pero con ímpetu.
El espacio público; sucio, degradado y maloliente es compartido anárquicamente. Debajo de la contrucción de nuevos rascacielos (evidentemente sin perímetro de seguridad en la obra, todo el mundo está literalmente debajo) se mueven cual hormigas miles de personas a pie, en jeepney, en moto-taxi, en bicicleta... esos los que se mueven, luego están los que simplemente, pues eso, están: duermen, observan, sonrien, saludan, venden... venden todo y de cualquier manera. He visto cortar bloques de hielo con una sierra, decapitar una dorada prácticamente en el suelo, elevar a la categoría de arte el vender papeleras expuestas como si fueran malabaristas chinas realizando el 'más difícil todavía'... en fin, al final he salido de allí creo que más por el agobio que por el cansancio. Regresar a casa ha sido también toda una experiencia. Unos espontáneos auxiliares me ayudaban a buscar un taxi ... aunque al final, tras varios intentos con negativas de acercarnos a Tondo, nos hemos subido a una moto-taxi (yo en el sidecar) y ellos con el conductor de la moto... otra manera singular de ver la Manila pasar!

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