lunes, 1 de noviembre de 2010

Día de Todos los Santos. Manila

Manila. North Cemetery.-
El 1 de Novimebre, como en toda sociedad católico cristiana, se rinde homenaje a los muertos. Aquí en Manila el homenaje es realmente multitudinario. Nunca antes había visto una aglomeración de gente tal en un cementerio. Cientos de miles de personas que van a pasar el día al cementerio. La ocasión va mucho más allá y se convierte en una excusa para celebrar una reunión familiar. Allí, entre el caótico (no) alineamiento de la tumbas, se sientan alrededor de ellas y pasan el día, comiendo y charlando.
El cementerio del Norte es un centementerio para los pobres. Hay tumbas de todas las formas y tamaños. Todo depende del dinero que tengan. Lo sorprendente es que, aunque pobres, si tienen bastante dinero para contruir algo grande y ostentoso, en lugar de invertirlo en la vida... lo invierten en 'adornar' a los muertos.
Había construcciones que parecían casas de verdad (algunas muchísimo más que las que hay aquí alrededor de la Parroquia en Tondo), a veces tenía la sensación de estar en una calle cualquiera de la ciudad. Por otro lado,las había mucho más humildes, donde los familiares se amontonan unos encima de otros, y hasta a mi acompañantes les ha costado encontrar la tumba de sus familiares.
El cementerio, abarrotado de gente, se convierte en terreno festivo. Se montan tenderetes que vendes comida, bebidas, globos, cualquier cosa... es realmente como una feria ambulante. Las mismas famílias montan al lado de la tumba un pequeño tenderete para vender fruta, bebidas, brochetas de pollo, cigarrillos... todos saben que por allí van a pasar cientos de miles de personas y... evidentemente hay que aprovechar para poder sacar algo de dinero.
Los niños más pobres, se pasean entre las tumbas con pequeñas cucharas de plastico para recoger la cera fundidad de las velas que pone la gente, para venderla luego al peso y hacer nuevas velas.
La verdad es que ha sido una experiencia sobrecogedora, por la magnitud, por lo bizarro del lugar y la actitud de la gente. Yo he compartido el recorrido con Angie. Hemos visitado la tumba de su abuela, de su padre y luego hemos compartido la comida con una sus tíos y un sobrino en la tumba de una de las hermanas. A nuestro lado había una família con una decena de niños de varias edades que, de hecho, vivían en el dementerio. Al lado de las tumbas de sus familiares habían construído su chavola. La abuela, según me contaba Angie, hace labores de limpieza y mantenimiento en el cementerio.
Y todo esto que os cuento, ocurre durante 3 días. Imagino que en un solo día sería imposible que todo el mundo pudiera llegar a rendir ese homenaje a sus muertos.
Ahora pondré algunas fotos que ilustran todo esto que os cuento.

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